¿Violencia de género o de sexo?
CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
En la época inicial de las máquinas traductoras, intentaron una traducción doble inglés-ruso/ruso-inglés. La frase inicial se escribía en inglés, debía traducirse al ruso y el resultado volver al inglés. La primera frase a traducir fue:
“El espíritu está dispuesto pero la carne es débil”
Luego del proceso indicado el resultado fue:
“El vodka es bueno pero la carne está estropeada”
La anécdota demuestra que las lenguas naturales no son algo mecánico que pueda manejar eficazmente una máquina. Para entender cualquier frase cotidiana, un hablante necesita usar su inteligencia en un grado muy superior al que hoy puede exhibir un ordenador.
Esta es la razón por la que muchos chistes se basan en lo ridículo de la interpretación literal, rígida, absolutamente denotativa, maquinal de una frase. Ejemplo:
Un matrimonio discutía, el intercambio se tornaba cada vez más violento. En medio de un ataque de rabia la mujer dice:
--- ¡Pues que sepas que nuestro hijo no es en realidad hijo tuyo!
--- ¡Ni tuyo tampoco!--- responde el marido
--- ¿Cómo no va a ser mi hijo, hijo mío?? ¡¡¿Eres idiota?!!
--- Jaja…¿recuerdas cuando, todavía en el hospital, me encargaste que cambiara al niño? ¡¡Pues
lo cambié!!!
Solo una caricatura como el marido del chiste (o una máquina) podría entender “cambia al niño” en sentido literal.
Todo hablante tiene la capacidad y la cultura suficiente para detectar la sinécdoque *(1) en la que “el niño” debe interpretarse como “los pañales que usa el niño”.
En la serie El superagente 86 aparecía un robot con aspecto humano, su naturaleza mecánica se revelaba precisamente por su incapacidad para captar el aspecto connotativo de las palabras. Todo lo entendía literalmente. Si oía “aquí hay gato encerrado” se ponía a buscar al gato por todas partes.
La literalidad del lenguaje es un recurso muy utilizado por guionistas para crear situaciones reideras o irónicas.
Lo cómico se torna patético cuando se escapa de los chistes y la ficción y penetra la realidad. Entonces ya no causa risa. Eso es lo que sucede cuando se le pregunta inocentemente a alguien:
--- ¿Tienes hijos?
--- No, solo dos hijas. / Sí, y además dos hijas.
Un panfleto publicado por la Universidad de Valencia recomienda a su personal usar lenguaje igualitario ( se supone que igualitario querrá significar llano, sencillo, sin matices, para tontos de chiste, incapaces de usar la inteligencia y cultura necesarias para entender el lenguaje)
Con la misma intención los nuevos Nebrijas recomiendan sustituir el buen castellano de:
Los alumnos que quieran ver su examen deberán anotarse en una lista a tal efecto.
Por frases de chiste como:
Los alumnos y las alumnas que…
Los/as alumnos/as que…
L@s alumn@s que (Sin duda ésta es la mejor de todas, ya que ni siquiera se puede leer)
*(1) Sinécdoque Del lat. synecdŏche, y este del gr. συνεκδοχή synekdochḗ, de συνεκδέχεσθαι synekdéchesthai 'recibir juntamente'. 1. f. Ret. Designación de una cosa con el nombre de otra, de manera similar a la metonimia, aplicando a un todo el nombre de una de sus partes, o viceversa, a un género el de una especie, o al contrario, a una cosa el de la materia de que está formada, etc., como en cien cabezas por cien reses, en los mortales por los seres humanos, en el acero por la espada.
Si fueran chistes y no realidades, la gracia estaría clara. Los que hablan y escriben así confunden dos conceptos tan diferentes como sexo y género
Si fuera asunto de incultura, bastaría con una consulta al diccionario para resolver el problema. La Enciclopedia Larousse consigna:
Sexo: Carácter físico del individuo humano, vegetal, animal que permite distinguir en cada especie individuos machos de individuos hembras.
Género: Categoría gramatical basada en la distribución de los nombres en dos o tres clases (masculino, femenino, neutro)de acuerdo a un cierto número de propiedades formales (género gramatical), a las cuales se asocian a menudo criterios semánticos derivados de la representación de los objetos del mundo (género natural)
No se parecen mucho. Pese a ello cada vez hay más usuarios en cuyos diccionarios no aparecen estos conceptos. Por ejemplo cuando una persona agrede a otro del sexo opuesto se habla de violencia de género, cuando obviamente se trata de violencia de sexo.
Quizás al leer el título del artículo, los lectores hayan pensado que el tema a tratar sería la violencia de sexo (agresiones/humillaciones de un sexo sobre otro), pero en realidad se referirá a la violencia de género, es decir, a la cada vez más frecuente violación del concepto de género, brutalmente identificado con el de sexo.
Parece increíble, pero cada vez hay más hablantes convencidos de que masculino es sinónimo de macho, varón, hombre y femenino lo es de mujer, hembra. Ningún hablante que se precie de usar la inteligencia que la naturaleza le dio puede pensar cuando lee:
Juan es una persona muy simpática.
Que Juan es una hembra porque persona y simpática terminan en A o sea se incluyen en la categoría genérica femenina. Esto ocurre solo en un chiste o en una mala traducción mecánica.
María es un ser extraordinario ¿María es macho?
Siempre es útil recurrir al diccionario:
Masculino: 1)Propio del varón 2) Dícese del género gramatical que se opone al femenino en una clasificación de dos géneros o al femenino y el neutro en una clasificación de tres géneros.
Seguramente un robot o un extraterrestre se verían en figurillas a la hora de comprender cabalmente la definición. Masculino es una palabra polisémica. A veces es sinónimo de varón pero también es un concepto gramatical. Y ése es el problema. Una máquina entiende con facilidad la noción de siempre pero la de a veces todavía requiere, ineludiblemente, el ejercicio de la inteligencia humana.
Una máquina entiende la orden: “siempre que veas huebo cámbialo por huevo” y así nacen los correctores ortográficos. En cambio entender que “masculino” a veces sea “macho” y otra no, es más complicado.
Para un ser humano, no debería serlo. Quizás sea necesario explicar el significado de “género no marcado con relación al femenino”.
En el caso de palabras asociadas a seres con sexo: hijo, se establece por un lado la oposición gramatical hijo/hija y por otro la oposición biológica macho/hembra. Aquí es necesario aclarar que en español el género masculino HIJO no se corresponde con el concepto de MACHO o sea que es el género no marcado porque incluye a ambos, es aplicable a machos y a hembras. Al contrario el género femenino es un género marcado porque el término HIJA excluye totalmente a los machos. Y entendemos ahora el primer ejemplo de la persona que entiende literalmente la palabra “hijos” y confunde sexo con género al responder que no tiene hijos sino solo hijas.
Ante la pregunta:"¿tienes hijos” un hispano parlante no salido de un chiste entiende que hijos se refiere a vástagos sin marca genérica, es decir el que formula la pregunta no está haciendo distinción de sexo. La respuesta correcta sería: “Sí, tengo tres, dos niñas y un varón”. En caso de que el que pregunta esté interesado por saber la descendencia femenina deberá formular la pregunta: ¿tienes hijas?
Las cada vez más habituales construcciones pleonásticas*(2): ¿Tienes hijos o hijas? / Los alumnos y las alumnas/ los ciudadanos y las ciudadanas/…solo son aceptables en situaciones con valor enfático, como la del jefe de pista de un circo cuando busca llamar la atención: “¡Señores y señoras, niños y niñas!” o cuando se inicia un protocolar discurso: “Señoras y señores…”.
*(2) Pleonasmo: Del lat. tardío pleonasmus, y este del gr. πλεονασμός pleonasmós.1. m. Ret. Empleo en la oración de uno o más vocablos innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho, como en en fuga irrevocable huye la hora. 2. m. Demasía o redundancia viciosa de palabras.
La violencia de género que supone desdoblar mecánicamente cada sintagma en dos como si el masculino fuera sinónimo de macho, solo puede entenderse si se está de broma, se es pedante, ignorante, extraterrestre, robot o traductor electrónico de Microsoft. No existe otra explicación.
¿Por qué los defensores acérrimos de la violencia de género no propugnan con el mismo énfasis la violencia de número? Porque de la misma manera en que el masculino engloba el femenino, el plural engloba el singular ¿Por qué si para cubrir las posibilidades de sexo preguntan:¿tienes hijos o hijas?, no procuran cubrir las de número? Podría ser que el interrogado tuviera un solo vástago, entonces no deberían usar el plural.
La pregunta correcta sería: ¿tienes un hijo o una hija o algunos hijos o algunas hijas?
Teniendo en cuenta estas sesudas reflexiones, el profesor (o profesora) que se dirige a los alumnos (o alumnas) interesados (o interesadas) en revisar sus exámenes estaría cometiendo una injusticia en el supuesto de que solo hubiera un interesado (o interesada) porque una mujer cuya incultura la lleve a sentirse despreciada si la incluyen en un sintagma masculino también debería ofenderse si siendo solo una, la incluyen en el plural (lo que sería una despersonalización intolerable)
El profesor/a purista debería escribir en el cartel:
“El espíritu está dispuesto pero la carne es débil”
Luego del proceso indicado el resultado fue:
“El vodka es bueno pero la carne está estropeada”
La anécdota demuestra que las lenguas naturales no son algo mecánico que pueda manejar eficazmente una máquina. Para entender cualquier frase cotidiana, un hablante necesita usar su inteligencia en un grado muy superior al que hoy puede exhibir un ordenador.
Esta es la razón por la que muchos chistes se basan en lo ridículo de la interpretación literal, rígida, absolutamente denotativa, maquinal de una frase. Ejemplo:
Un matrimonio discutía, el intercambio se tornaba cada vez más violento. En medio de un ataque de rabia la mujer dice:
--- ¡Pues que sepas que nuestro hijo no es en realidad hijo tuyo!
--- ¡Ni tuyo tampoco!--- responde el marido
--- ¿Cómo no va a ser mi hijo, hijo mío?? ¡¡¿Eres idiota?!!
--- Jaja…¿recuerdas cuando, todavía en el hospital, me encargaste que cambiara al niño? ¡¡Pues
lo cambié!!!
Solo una caricatura como el marido del chiste (o una máquina) podría entender “cambia al niño” en sentido literal.
Todo hablante tiene la capacidad y la cultura suficiente para detectar la sinécdoque *(1) en la que “el niño” debe interpretarse como “los pañales que usa el niño”.
En la serie El superagente 86 aparecía un robot con aspecto humano, su naturaleza mecánica se revelaba precisamente por su incapacidad para captar el aspecto connotativo de las palabras. Todo lo entendía literalmente. Si oía “aquí hay gato encerrado” se ponía a buscar al gato por todas partes.
La literalidad del lenguaje es un recurso muy utilizado por guionistas para crear situaciones reideras o irónicas.
Lo cómico se torna patético cuando se escapa de los chistes y la ficción y penetra la realidad. Entonces ya no causa risa. Eso es lo que sucede cuando se le pregunta inocentemente a alguien:
--- ¿Tienes hijos?
--- No, solo dos hijas. / Sí, y además dos hijas.
Un panfleto publicado por la Universidad de Valencia recomienda a su personal usar lenguaje igualitario ( se supone que igualitario querrá significar llano, sencillo, sin matices, para tontos de chiste, incapaces de usar la inteligencia y cultura necesarias para entender el lenguaje)
Con la misma intención los nuevos Nebrijas recomiendan sustituir el buen castellano de:
Los alumnos que quieran ver su examen deberán anotarse en una lista a tal efecto.
Por frases de chiste como:
Los alumnos y las alumnas que…
Los/as alumnos/as que…
L@s alumn@s que (Sin duda ésta es la mejor de todas, ya que ni siquiera se puede leer)
*(1) Sinécdoque Del lat. synecdŏche, y este del gr. συνεκδοχή synekdochḗ, de συνεκδέχεσθαι synekdéchesthai 'recibir juntamente'. 1. f. Ret. Designación de una cosa con el nombre de otra, de manera similar a la metonimia, aplicando a un todo el nombre de una de sus partes, o viceversa, a un género el de una especie, o al contrario, a una cosa el de la materia de que está formada, etc., como en cien cabezas por cien reses, en los mortales por los seres humanos, en el acero por la espada.
Si fueran chistes y no realidades, la gracia estaría clara. Los que hablan y escriben así confunden dos conceptos tan diferentes como sexo y género
Si fuera asunto de incultura, bastaría con una consulta al diccionario para resolver el problema. La Enciclopedia Larousse consigna:
Sexo: Carácter físico del individuo humano, vegetal, animal que permite distinguir en cada especie individuos machos de individuos hembras.
Género: Categoría gramatical basada en la distribución de los nombres en dos o tres clases (masculino, femenino, neutro)de acuerdo a un cierto número de propiedades formales (género gramatical), a las cuales se asocian a menudo criterios semánticos derivados de la representación de los objetos del mundo (género natural)
No se parecen mucho. Pese a ello cada vez hay más usuarios en cuyos diccionarios no aparecen estos conceptos. Por ejemplo cuando una persona agrede a otro del sexo opuesto se habla de violencia de género, cuando obviamente se trata de violencia de sexo.
Quizás al leer el título del artículo, los lectores hayan pensado que el tema a tratar sería la violencia de sexo (agresiones/humillaciones de un sexo sobre otro), pero en realidad se referirá a la violencia de género, es decir, a la cada vez más frecuente violación del concepto de género, brutalmente identificado con el de sexo.
Parece increíble, pero cada vez hay más hablantes convencidos de que masculino es sinónimo de macho, varón, hombre y femenino lo es de mujer, hembra. Ningún hablante que se precie de usar la inteligencia que la naturaleza le dio puede pensar cuando lee:
Juan es una persona muy simpática.
Que Juan es una hembra porque persona y simpática terminan en A o sea se incluyen en la categoría genérica femenina. Esto ocurre solo en un chiste o en una mala traducción mecánica.
María es un ser extraordinario ¿María es macho?
Siempre es útil recurrir al diccionario:
Masculino: 1)Propio del varón 2) Dícese del género gramatical que se opone al femenino en una clasificación de dos géneros o al femenino y el neutro en una clasificación de tres géneros.
Seguramente un robot o un extraterrestre se verían en figurillas a la hora de comprender cabalmente la definición. Masculino es una palabra polisémica. A veces es sinónimo de varón pero también es un concepto gramatical. Y ése es el problema. Una máquina entiende con facilidad la noción de siempre pero la de a veces todavía requiere, ineludiblemente, el ejercicio de la inteligencia humana.
Una máquina entiende la orden: “siempre que veas huebo cámbialo por huevo” y así nacen los correctores ortográficos. En cambio entender que “masculino” a veces sea “macho” y otra no, es más complicado.
Para un ser humano, no debería serlo. Quizás sea necesario explicar el significado de “género no marcado con relación al femenino”.
En el caso de palabras asociadas a seres con sexo: hijo, se establece por un lado la oposición gramatical hijo/hija y por otro la oposición biológica macho/hembra. Aquí es necesario aclarar que en español el género masculino HIJO no se corresponde con el concepto de MACHO o sea que es el género no marcado porque incluye a ambos, es aplicable a machos y a hembras. Al contrario el género femenino es un género marcado porque el término HIJA excluye totalmente a los machos. Y entendemos ahora el primer ejemplo de la persona que entiende literalmente la palabra “hijos” y confunde sexo con género al responder que no tiene hijos sino solo hijas.
Ante la pregunta:"¿tienes hijos” un hispano parlante no salido de un chiste entiende que hijos se refiere a vástagos sin marca genérica, es decir el que formula la pregunta no está haciendo distinción de sexo. La respuesta correcta sería: “Sí, tengo tres, dos niñas y un varón”. En caso de que el que pregunta esté interesado por saber la descendencia femenina deberá formular la pregunta: ¿tienes hijas?
Las cada vez más habituales construcciones pleonásticas*(2): ¿Tienes hijos o hijas? / Los alumnos y las alumnas/ los ciudadanos y las ciudadanas/…solo son aceptables en situaciones con valor enfático, como la del jefe de pista de un circo cuando busca llamar la atención: “¡Señores y señoras, niños y niñas!” o cuando se inicia un protocolar discurso: “Señoras y señores…”.
*(2) Pleonasmo: Del lat. tardío pleonasmus, y este del gr. πλεονασμός pleonasmós.1. m. Ret. Empleo en la oración de uno o más vocablos innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho, como en en fuga irrevocable huye la hora. 2. m. Demasía o redundancia viciosa de palabras.
La violencia de género que supone desdoblar mecánicamente cada sintagma en dos como si el masculino fuera sinónimo de macho, solo puede entenderse si se está de broma, se es pedante, ignorante, extraterrestre, robot o traductor electrónico de Microsoft. No existe otra explicación.
¿Por qué los defensores acérrimos de la violencia de género no propugnan con el mismo énfasis la violencia de número? Porque de la misma manera en que el masculino engloba el femenino, el plural engloba el singular ¿Por qué si para cubrir las posibilidades de sexo preguntan:¿tienes hijos o hijas?, no procuran cubrir las de número? Podría ser que el interrogado tuviera un solo vástago, entonces no deberían usar el plural.
La pregunta correcta sería: ¿tienes un hijo o una hija o algunos hijos o algunas hijas?
Teniendo en cuenta estas sesudas reflexiones, el profesor (o profesora) que se dirige a los alumnos (o alumnas) interesados (o interesadas) en revisar sus exámenes estaría cometiendo una injusticia en el supuesto de que solo hubiera un interesado (o interesada) porque una mujer cuya incultura la lleve a sentirse despreciada si la incluyen en un sintagma masculino también debería ofenderse si siendo solo una, la incluyen en el plural (lo que sería una despersonalización intolerable)
El profesor/a purista debería escribir en el cartel:
“El alumno o la alumna o los alumnos o las alumnas interesado o interesada o interesados o interesadas en ver su examen o sus exámenes deberá o deberán anotarse en una lista a tal efecto”
Habrá que desterrar expresiones insufribles como:
1.- Un par de pantalones porque es una sola prenda.
2.- Las aguas del Caribe todo el mundo sabe que agua no es contable por lo tanto no corresponde usar el término en plural.
Y ya que se combate la violencia de género y la de número, ¿por qué no luchar contra la violencia de tiempo? Es sabido que el accidente gramatical pasado se aplica a lo sucedido antes de hoy, el presente a lo que ocurre hoy y el futuro a lo que aún no acaeció.
Frases como: “Me casaba el mes que viene, pero he cambiado de idea”
Son viles tretas del lenguaje cotidiano para colgar el software de Microsoft, porque ningún extraterrestre usaría un verbo en pasado con un complemento de futuro (el mes que viene).
¿No es discriminatorio y excluyente hablar en presente a estudiantes que tal vez no hayan decidido aún si quieren ver su examen?¿Es que los indecisos no tienen los mismo derechos que los más resueltos? Un profesor (o profesora) educado (o educada) no debe desconocer esto y debe negarse por principio a que un tiempo verbal incluya a otro y en consecuencia debe (debía- deberá) redactar así:
“El alumno o la alumna o los alumnos o las alumnas que haya estado, esté, vaya a estar o hayan estado, estén o vayan a estar interesado o interesada o interesados o interesadas en ver su examen o exámenes debe, deberá o deben o deberán anotarse en una lista a tal efecto.”
En este proceso de convertir al español en una lengua exótica, es difícil no acariciar la idea de pugnar por destruir la violencia de persona, de modo, de aspecto.
Es frecuente oír a profesores universitarios que se quejan porque los alumnos escriben con faltas de ortografía. No disculparemos las faltas de ortografía, que son algo deplorable, pero… ¿quién tiene una carencia mayor?, quien no sabe algo que hasta un programa de Microsoft puede resolver (respetar la ortografía) o quien no sabe hacer algo que requiere inteligencia para ser correcto (hablar y redactar con propiedad).
Las faltas de ortografía son dejadez y se resuelven con empeño; la violencia de género es una deficiencia lingüística profunda que incapacita para comprender textos fundamentales como éste:
Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.
Habrá que desterrar expresiones insufribles como:
1.- Un par de pantalones porque es una sola prenda.
2.- Las aguas del Caribe todo el mundo sabe que agua no es contable por lo tanto no corresponde usar el término en plural.
Y ya que se combate la violencia de género y la de número, ¿por qué no luchar contra la violencia de tiempo? Es sabido que el accidente gramatical pasado se aplica a lo sucedido antes de hoy, el presente a lo que ocurre hoy y el futuro a lo que aún no acaeció.
Frases como: “Me casaba el mes que viene, pero he cambiado de idea”
Son viles tretas del lenguaje cotidiano para colgar el software de Microsoft, porque ningún extraterrestre usaría un verbo en pasado con un complemento de futuro (el mes que viene).
¿No es discriminatorio y excluyente hablar en presente a estudiantes que tal vez no hayan decidido aún si quieren ver su examen?¿Es que los indecisos no tienen los mismo derechos que los más resueltos? Un profesor (o profesora) educado (o educada) no debe desconocer esto y debe negarse por principio a que un tiempo verbal incluya a otro y en consecuencia debe (debía- deberá) redactar así:
“El alumno o la alumna o los alumnos o las alumnas que haya estado, esté, vaya a estar o hayan estado, estén o vayan a estar interesado o interesada o interesados o interesadas en ver su examen o exámenes debe, deberá o deben o deberán anotarse en una lista a tal efecto.”
En este proceso de convertir al español en una lengua exótica, es difícil no acariciar la idea de pugnar por destruir la violencia de persona, de modo, de aspecto.
Es frecuente oír a profesores universitarios que se quejan porque los alumnos escriben con faltas de ortografía. No disculparemos las faltas de ortografía, que son algo deplorable, pero… ¿quién tiene una carencia mayor?, quien no sabe algo que hasta un programa de Microsoft puede resolver (respetar la ortografía) o quien no sabe hacer algo que requiere inteligencia para ser correcto (hablar y redactar con propiedad).
Las faltas de ortografía son dejadez y se resuelven con empeño; la violencia de género es una deficiencia lingüística profunda que incapacita para comprender textos fundamentales como éste:
Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.
Adaptación del original de Carlos Ivorra
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