¿OÍR? ¿ESCUCHAR? THAT'S THE QUESTION

OÍR  / ESCUCHAR

El vocablo escuchar significa poner atención o aplicar el oído para oír [algo o a alguien]. Por tanto, la acción de escuchar es voluntaria e implica intención por parte del sujeto, a diferencia de oír, que significa, sin más, percibir por el oído un sonido o lo que alguien dice.

Oír es la acción de percibir los sonidos o lo que alguien dice con el oído.   Consiste en la capacidad sensorial que tenemos para captar un sonido. ... Oír tiene un significado más general  que escuchar.  Oír también significa escuchar favorablemente y con agrado.

Usamos estos dos verbos para referirnos a lo mismo, pero existen diferencias de significado entre oír y escuchar


          ¿Usamos correctamente el verbo escuchar? ¿Oír tiene el mismo significado que escuchar?

Según la RAE, el verbo escuchar hace referencia a prestar atención a lo que se oye. La acción de escuchar es totalmente voluntaria y debe haber una intención por parte del sujeto. Escuchar activamente es comprender por parte del receptor lo que el emisor está trasmitiendo. Ejecutar esta acción da pie a preguntar, participar y a integrarse dentro de la conversación o de la acción en sí misma.

.A su vez, el verbo escuchar también significa: dar oídos, atender un consejo, aviso o sugerencia y aplicar el oído para oír algo.

Oír y escuchar  no  son sinónimos

Oír es la acción de percibir los sonidos o lo que alguien dice con el oído. Oír consiste en la capacidad sensorial que tenemos para captar un sonido. Es una acción involuntaria,  para poder oír solo necesitamos que el sonido llegue a nuestros oídos.

La capacidad de oír está ligada a la audición y es el sentido del oído a través del cual se capta el sonido. El oído capta el sonido a través de las vibraciones que posteriormente interpreta el cerebro. Estas vibraciones viajan a través de las ondas y llegan a nuestros oídos, el tímpano las recibe y el cerebro se encarga de interpretarlas posteriormente.

Oír tiene un significado más general que escuchar. Oír también significa escuchar favorablemente y con agrado.

Nuestros cinco sentidos han dado pie a numeroso léxico. Para el sentido de la vista tenemos, entre otros cien, el verbo ver, pero también el verbo mirar. Uno ve sin querer, pero mira a conciencia.

Cuando alguien observa a otro con cierta impertinencia, se le espeta: “¿Qué miras?”, y no: “¿Qué ves?”. Cuando vemos un libro que nos interesa, nos acercamos para mirarlo con detenimiento.

Para el sentido del oído tenemos otros dos verbos, que funcionan de modo paralelo a los citados: oír y escuchar. Oímos ruidos y escuchamos lo que nos dicen.

Sin embargo, el verbo escuchar está sufriendo una mutación preocupante, hasta el punto de que puede borrar del mapa al verbo oír.

Los gritos y los disparos no se pueden escuchar, sólo podemos oírlos porque surgen de repente y no estamos a la espera de que se produzcan

Un caso frecuente de mal uso: los vecinos testigos de un suceso declaran que: “…se escuchaban discusiones y gritos”.

¿Acaso espiaban a sus vecinos y escuchaban sus conversaciones y peleas? ¿O bien, de manera espontánea, oyeron voces y gritos a través del patio?

Los primeros son unos entrometidos; los segundos, unos testigos ocasionales. Las discusiones y gritos “se oían”.

Otro error habitual  es el del presentador que, ante las dificultades para oír a un concursante telefónico, le suelta: “María, no la escucho”.

¡Qué falta de educación! Si doña María llama al programa, ¿por qué no la quiere escuchar? Lo que ocurre es que no la oye bien, que es muy distinto.

Al respecto existe un ejemplo clásico muy ilustrativo:

Preguntó el conferenciante: “¿Los de la última fila ¿me escuchan?”, a lo que uno respondió:”‘Le escuchamos con mucha atención, profesor, pero apenas le oímos’”.

TODOS LOS DICCIONARIOS EXPLICAN que no significan lo mismo oír y escuchar.

Ya en el de Autoridades (1732) se dice de escuchar: "Oír con atención y cuidado lo que se dice y habla".

Oír, en ese mismo lexicón, queda definido con las siguientes palabras: "Percibir por el órgano del oído cualquier sonido".

En la más reciente entrega del DRAE (2001), en el artículo escuchar se lee: "Prestar atención a lo que se oye". Por lo contrario, en la entrada oír se explica: "Percibir con el oído los sonidos". Ambos proceden del latín: oír < audire; escuchar < ascultare (latín vulgar).

 En el español se conserva, como voz técnica de la medicina, el cultismo auscultar, con el significado de "aplicar el oído a la pared torácica o abdominal, con instrumentos adecuados o sin ellos, a fin de explorar los sonidos o ruidos normales o patológicos producidos en los órganos que las cavidades del pecho o vientre contienen".

Como se ve, la diferencia entre oír y escuchar estriba en que este último supone voluntad e intencionalidad por parte del sujeto, lo que no necesariamente sucede con oír.

El que escucha quiere hacerlo, tiene la intención de oír con atención, mientras que quien oye simplemente percibe los sonidos, muchas veces sin cobrar conciencia de ello. Quien va caminando por la calle va oyendo, quiera o no, multitud de ruidos; raro será por el contrario que alguien decida escuchar con toda atención y cuidado la bulla callejera. Yo puedo oír o escuchar música, que no es lo mismo. En los almacenes, en los ascensores ciertamente se oye la llamada música ambiental o de fondo, pero convengamos en que casi nadie la escucha. En una sala de concierto sucede lo contrario: la gente paga dinero para escuchar música y no simplemente para oírla.
                El empleo de escuchar por oír y, sobre todo, de oír por escuchar se viene dando desde hace siglos. En el Diccionario panhispánico de dudas se proporcionan ejemplos de esta confusión.

En el siguiente, óyeme vale por escúchame: "Óyeme agora, por Dios te lo ruego" (Encina, Égloga [Esp., 1497]).

En el pasaje que sigue el autor emplea se escuchaba por se oía: "Su terrible y espantoso estruendo cerca y lejos se escuchaba" (Cervantes, Persiles [Esp., 1616]).

El significado de oír es más abarcador, más general que el de escuchar, pues todo el que escucha oye; pero no siempre se puede afirmar que todo aquel que oye está escuchando.

 Por tanto es común y no censurable el empleo de oír por escuchar; más raro resulta el uso de escuchar por oír. En todo tipo de registro, formal o informal, literario o coloquial, de cualquier dialecto del español pueden hallarse casos de oír por escuchar.

 Ahora bien, la sustitución de oír por escuchar es menos frecuente y, por ello, quizá percibida como menos aceptable que la de escuchar por oír. Otro sencillo ejercicio puede ayudar a comprobarlo. El ruido, normalmente se oye, no se escucha; no suele prestársele particular atención, no suele escucharse sino simplemente oírse.

El uso incorrecto de estos verbos está muy difundido en el español  rioplatense. Los medios de comunicación ya no establecen ninguna diferencia y usan el verbo escuchar en todos los contextos:

1.- Fulano…no te escucho…tenemos problemas de conectividad.

2.- No te escucho…subí el volumen.

3.- ¿Me escuchan? Reunión de docentes en zoom.

En los tres casos lo correcto es oír. La audición se ve dificultada en  (1) por problemas técnicos, no porque no se tenga voluntad de escuchar. Idem en el caso (2), no se oye porque el volumen es muy bajo y dificulta la percepción auditiva y en (3) es obvio que si se han reunido es para escucharse atentamente y compartir ideas, la pregunta es retórica. Lo que, es realidad se desea saber es si hay dificultad en la percepción del sonido o si los canales están expeditos, confirmar si se OYE bien para ESCUCHAR lo que se dice.

La teoría es muy fácil de comprender, un pequeño esfuerzo en la práctica diaria del habla permitirá resguardar la riqueza del idioma que compartimos.

 

        
        

 

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